El Camino del Norte
El Camino del Norte (o Camino de la Costa) es el camino de Santiago que comienza en Irún y transcurre por la costa cantábrica. Hasta Ribadeo, la primera población gallega, el trazado sigue la línea litoral (no siempre cerca de la costa), y es a partir de la mencionada población que la ruta se aleja de la costa para dirigirse a la capital gallega. El Camino del Norte es uno de los caminos históricos que los peregrinos medievales seguían para visitar el sepulcro del apóstol, aunque los historiadores coinciden en que nunca fue muy frecuentado debido a la intrincada orografía y al menor número de localidades que ofrecían hospitalidad.
Hoy en día el Camino del Norte, junto con la Vía de la Plata y el Camino Portugués, se ha convertido en una buena alternativa al Camino Francés para todos aquellos caminantes que quieran huir de la masificación y trivialización que en los últimos años sufre ese camino. O que quieren una peregrinación más comprometida o más espiritual. O que buscan unos paisajes que en el imaginario popular son más espectaculares que en otras rutas, al ser éste un camino litoral.
Cada año el número de peregrinos aumenta con fuerza en la ruta cantábrica. En 2009 fueron 9.183 peregrinos, en 2010 (Año Santo) fueron 17.954, en 2011 fueron 11.975, y en 2012 fueron 12.919. Gran parte de ellos ya ha recorrido el Camino Francés y buscan nuevas experiencias. También es cierto que si en el Camino Francés, en el global del año, existe un cierto equilibrio entre el número de peregrinos españoles y de peregrinos extranjeros, en la ruta cantábrica el equilibrio se rompe claramente a favor de estos últimos (con agosto como única excepción).
Como ya hemos comentado, en Galicia el camino transcurre por su interior. Pero también en otras comunidades autónomas hay largos tramos en los que caminamos sin ver el mar, con etapas enteras lejos de la costa. Quienes creen que el Camino del Norte es un bucólico paseo siempre cerca del mar se equivocan. Cierto que hay tramos que siguen la misma línea de la costa, y muy bonitos, con fantásticas playas y abruptos acantilados, pero son los menos. De todas formas, después de horas caminando por el interior, cuando ya no recordamos que el mar está aquí al lado, la repentina aparición del Cantábrico es un espléndido regalo.
Otra de las características del Camino del Norte es que cruza un territorio con una alta densidad urbana, con no pocas ciudades grandes y medianas, y con numerosas urbanizaciones. Son evidentes, para los caminantes, las desoladoras consecuencias que la presión urbanística ha provocado en la costa española en las últimas décadas.
El camino al País Vasco es extraordinario, tanto en los caminos como en los paisajes y en las localidades. Y, además, la señalización es excelente. El camino es montañoso en casi todo el recorrido, más en la provincia de Guipúzcoa que en la de Vizcaya, y debemos superar hasta 10 sierras de entre 300 y 500 metros de altitud. El paisaje básicamente lo configuran los valles verdes y húmedos, las grandes extensiones boscosas, los numerosos arroyos, los caseríos dedicados a la ganadería, el áspero perfil de la costa, y los pueblos compactos. En Guipúzcoa, pasamos por coquetas villas marineras, como Pasajes de San Juan, por acogedoras poblaciones turísticas, como Zarautz, y, por supuesto, por una de las ciudades más bonitas del Estado: San Sebastián. En Vizcaya cabe destacar la ciudad de Guernica y, por supuesto, la ciudad de Bilbao, corazón del área metropolitana en la que vive casi la mitad de la población del País Vasco.
El camino por Cantabria avanza en su mayor parte por carreteras y pistas asfaltadas. En varias etapas tenemos como referencia la carretera nacional N-634, por cuyo arcén deberemos caminar pero que, afortunadamente, no soporta mucho tráfico desde la apertura de la autovía A-8. En algunos tramos existen alternativas señalizadas que evitan el asfalto, pero a costa de incrementar considerablemente el número de kilómetros. Los aspectos más positivos del camino por Cantabria son algunos valles bucólicos, como los de Liendo y Güemes, encantadoras playas, como la de Berria, localidades de gran interés, como Castro Urdiales y Santillana del Mar, y la visita a la noble capital, Santander . En cuanto a los aspectos negativos, además del exceso de asfalto, mencionar las extensas urbanizaciones, las zonas industriales de Santander y Polanco, el dominio abrumador de los bosques de eucaliptos, y una señalización a veces poco precisa.
El camino por Asturias es más montañoso y rural que el de Cantabria. También presenta más desniveles, aunque nada comparado con el País Vasco. También en Asturias existen muchos bosques de eucaliptos para su explotación papelera. Los tramos de asfalto siguen siendo importantes, con la carretera nacional N-634 de referencia, pero ahora alternados con caminos de tierra y senderos. Algunas aldeas presentan una estructura urbana extensa, diseminada y anárquica, que dificulta precisar sus límites. También encontramos poblaciones marineras bonitas y acogedoras, como Llanes, Ribadesella y Luarca, y otras sorprendentemente interesantes, como Avilés. Debemos, sin embargo, cruzar dos importantes áreas industriales en la corta etapa entre Gijón y Avilés. En cuanto a la señalización, en la mayor parte de los tramos es correcta, pero en algunos lugares, como por ejemplo en el Monte Areo (10 km pasado Gijón), y también entre Luarca y Villapedre, es algo confuso.
Nada más llegar a Galicia, a partir de Ribadeo, el Camino del Norte abandona la línea de la costa para adentrarse en el interior de Lugo, tomando la dirección sudeste. Volvemos al trazado montañoso, con algunos desniveles importantes que nos traen a la memoria las montañas vascas que dejamos días atrás. De hecho, sólo será en las dos primeras etapas. El territorio por Galicia está escasamente poblado, y su actividad económica se orienta básicamente a la ganadería. En Gontán, a 50 km de Ribadeo, alcanzamos la meseta interior de Lugo, una meseta que oscila entre los 600 y los 700 metros de altitud, en la comarca A Terra Chá. Aquí los desniveles se moderan considerablemente, y el camino cruza una interminable retahíla de minúsculas parroquias en un entorno plenamente rural. Por lo que concierne a los aspectos culturales del tramo gallego, cabe destacar el pueblo de Lourenzá, con el interesante monasterio de San Salvador, la localidad de Mondoñedo, con su catedral de Santa María, y, sobre todo, el extraordinario monasterio de Sobrado dos Monchas.
El Camino del Norte, de Irún a Arzúa, tiene 784 kilómetros y pasa por 133 poblaciones con servicios. Así, resulta una media de una población con servicios cada 5,9 km. Las distancias más largas sin encontrar un bar ni una tienda son: de Mondoñedo a Gontán (17 km), en la segunda etapa gallega; de Vilela a San Xusto (16,8 km), en su primera etapa gallega; y de Guernica a Goikolexea (16 km), en el País Vasco. El camino transcurre por un buen número de áreas urbanas, entre las que destacan las siguientes: Bilbao, con 350 mil habitantes (900 mil en el área metropolitana); Gijón, con 280 mil habitantes; San Sebastián, con 185 mil habitantes; Santander, con 180 mil habitantes; y, por último, Avilés, con 85 mil habitantes.