Los piés
- Es importante que entrenes antes de empezar el Camino. Al menos tres semanas antes.
- Comienza a razón de 5 kilómetros día y finaliza el período de entrenamiento con 15 o 20 kilómetros diarios. Evitarás las temidas tendinitis y sobrecargas musculares.
- Revisa bien tus pies antes de la salida, especialmente las uñas. Si lo consideras oportuno visita a tu podólogo.
- Si al finalizar la etapa tienes los pies hinchados, báñalos en agua templada con sal gorda y vinagre durante 15 o 20 minutos, a continuación los secas y les das un masaje con alcohol de romero. Quedarás como nuevo.
- Iniciar el Camino con calzado nuevo, es un error que suele pagarse caro. Las botas deben estar rodadas por tus propios pies. El mismo principio, aunque no es tan importante aplícalo a la ropa interior.
- El pie debe ir bien lubricado, llevarlo seco es un error. Utiliza vaselina o productos, muy buenos, que existen en el mercado como el «ungüento del peregrino», dándote una buena capa antes de iniciar la etapa, sobre todo entre los dedos.
- Cambia de calcetines con frecuencia y lava los pies siempre que puedas, refrescarlos en los arroyos o en las fuentes, en el buen tiempo, es un placer indescriptible.
- Cuida que los calcetines no hagan arrugas dentro de las botas y ponlos al revés, para que las costuras e irregularidades queden hacia fuera.
- El «ungüento del peregrino» (producto natural), que antes hemos señalado, contiene, en su composición, componentes antiinflamatorios y cicatrizantes (Aloe Vera, entre otros). Una fina capa después de las caminatas, especialmente en los arañazos es muy aconsejable.
- Hay quien usa, como medida preventiva, dos pares de calcetines, unos finos y sobre ellos unos grandes, pero no todo el mundo está de acuerdo con esta técnica. Puedes probarlo y si te va bien, estupendo.
- Los masajes en los pies, son muy buenos activan la circulación de la sangre, siempre existe un compañero dispuesto a hacerse ese favor recíproco. Si al tiempo aplicamos alcohol de romero o incluso aceite de oliva normal, mejor aún.
Les botes han d’estar rodades pels teus propis peus
Los albergues
- En ocasiones dormir en los albergues, especialmente para aquellas personas que les cuesta conciliar el sueño, la sinfonía de ronquidos puede resultar espantosa y estresante, unos buenos tapones de oídos aliviarán la serenata.
- Salvo excepciones, las almohadas de los refugios no suelen estar muy limpias, una pequeña funda de almohada no pesa mucho y evita el contacto.
- Hay que tomar alguna precaución con el fin de evitar al “pícaro” que aprovechando el reparador sueño del peregrino, hace de las suyas durante la noche. Vigila siempre tu mochila. El peregrino no está excluido de robos.
- Hay que llevar siempre un rollo de papel higiénico en la mochila, ocasionalmente, en los refugios, se termina.
- Si se va en coche de soporte, no se puede pernoctar en la mayoría de los albergues públicos. Busque sitios alternativos para el descanso o utilice tiendas de campaña. Los peregrinos que van a pie tienen preferencia sobre los ciclistas o los que van a caballo.
- De noviembre a marzo es bastante complicado recorrer el Camino en bici de montaña, debido a las zonas encharcadas y al barro. Puede realizarse en bici de carretera, pero con mucha atención al tráfico.
Vigila siempre tu mochila